Todavía me estremezco al recordar mi primera semana. Un usuario con un nombre gris (es decir, sin tokens) estuvo 45 minutos charlando conmigo. Era encantador, divertido y prometió comprar un programa enorme de Private "en cuanto cobrara". Dediqué toda mi energía a él, ignorando a los miembros que pagaban.

¿Adivina qué? Nunca pagó. Lo aprendí a las malas: "Los "grises" son ruido. En MFC, si no tienen tokens, no te llaman la atención. Punto.

Un mes después, decidí tomarme un fin de semana de cuatro días para ir a la playa. Pensé que me lo merecía. Cuando volví a conectarme el lunes, mi habitación era un pueblo fantasma.

Mi Puntuación de cámara—el algoritmo que decide tu ranking— se había hundido por mi inactividad. Me tomó dos semanas de streaming maratoniano volver a la primera página. MFC es un amante celoso; La consistencia es la única manera de sobrevivir.

Solía transmitir en Chaturbate, que parecía una fiesta ruidosa y caótica donde todos lanzan billetes de $1. Al principio, el cambio a MFC fue lento. La charla era más tranquila. Pensé que estaba fracasando.

Pero entonces, un usuario común y corriente depositó 5000 tokens ($500) solo porque le gustó mi lista de reproducción. Ahí fue cuando lo entendí: MFC es un Country Club. Hay menos gente, pero los miembros son ricos, leales y pagan por calidad, no sólo por emociones baratas.